El tratamiento del cáncer de piel, cuando se aplica tempranamente suele ser eficaz contra esta enfermedad. Al planificar el tratamiento, el médico tendrá en cuenta una serie de factores, que incluyen: tipo, tamaño del cáncer, localización y extensión.
El cáncer de piel es un tumor en el que existe una proliferación incontrolada de cualquiera de las células de la piel. Cada subtipo de cáncer de piel tiene características únicas. Las formas más comunes de cáncer de piel son: carcinoma de células basales, carcinoma de células escamosas y melanoma.

Diagnóstico

Tras una evaluación exhaustiva de la lesión cutánea sospechosa (o la mancha de piel), el médico palpará los ganglios linfáticos cercanos. En caso de que exista alguna sospecha, el médico solicitará que la persona se realice una biopsia para confirmar (o descartar) el diagnóstico de cáncer de piel. Este es un procedimiento rápido y relativamente simple llevado a cabo con anestesia local. Puede ser una biopsia por punción, en la que se recoge una pequeña muestra de la lesión cutánea, o una biopsia por escisión, donde se extirpa todo el área anormal. Es posible que también necesite pruebas adicionales, como una biopsia de ganglios linfáticos, para ver si se ha diseminado.
En caso de sospecha, el médico también recomendarle a la persona que se someta a una vigilancia dermatoscópica digital (mapeo topo), especialmente si tienen muchos lunares o lunares atípicos.
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