Nuestro nivel de vitalidad determina nuestra energía para vivir, nuestro optimismo, capacidad de logro y por encima de todo, nuestro bienestar.
Alcanzar este equilibrio excepcional responde a una sutil pero perfecta combinación de varias dimensiones, tales como nuestras dinámicas sociales, nuestra gestión emocional, adecuadas estrategias de afrontamiento y por supuesto, nuestros hábitos de alimentación.
Cabe decir que pocas dimensiones humanas resultan tan valiosas como la de sentirnos “vitales”, como percibirnos eficaces para hacer casi cualquier cosa con fuerza e ilusión, asumiendo todos esos retos que aparecen en cada una de nuestras jornadas, en cada uno de esos días donde se nos exige que demos lo mejor de nosotros mismos. No es fácil, lo sabemos. A veces, nuestro nivel de vitalidad está algo oxidado. La sociedad actual, tan demandante y cargada de estímulos nos sume a veces en estados de agotamiento, de ansiedad y estrés donde esa energía esencial, sencillamente, se debilita.
Hoy en nuestro espacio queremos proponerte algo importante, algo que debemos promover desde hoy mismo: invierte en esa energía que habita en ti para percibirte y sentirte más vital.
Lograrlo puede ser más fácil de lo que piensas, te explicamos cómo.

Invertir en vitalidad es ganar en calidad de vida
Todos hemos vivido esas épocas: nos levantamos cansados, afrontamos nuestra jornada a duras penas y cuando llegamos a casa, apenas nos quedan energías para poco más qu...