Nuestra vida está repleta de conflictos. Algunos los resolvemos de una manera mucho más fácil que otros.
Sin embargo, que un problema se solucione antes o después no tiene que ver con el conflicto en sí, sino con nuestra manera de proceder ante el mismo.

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Hoy describiremos tres maneras en las que una persona puede resolver un conflicto. Veremos sus características y lo que implican.
¿Cuál será la tuya"
1. Las dos partes salen perdiendo
En los conflictos donde las dos personas implicadas pierden está presente la violencia, las agresiones verbales, como insultos, y la falta de empatía hacia la otra persona.
Uno de los dos miembros quiere tener la razón, por eso no escucha y juzga con mucha facilidad a la persona que tiene delante.
Al final, no se llega a nada y ambas partes pierden, al mismo tiempo que se quedan con un sabor amargo en la boca. Llenos de frustración, de enfado y sin haber resuelto nada.
Este tipo de resolución de conflictos no es nada positivo para las relaciones, ya que suelen salir dañadas y, en ocasiones, se rompen.

Por ejemplo, imaginemos que estamos con nuestra pareja y nos molesta que esté poniendo los pies sobre la mesa.
Es posible que se enfade, porque nunca antes se lo habíamos dicho, y nosotros saquemos toda nuestra rabia acumulada.

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